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Lecturas 3 de octubre de 2021

Lecturas

LECTURAS DEL DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO

3 DE OCTUBRE DE 2021

COLOR: VERDE

ANTÍFONA DE ENTRADA

A tu poder, Señor, está sometido el mundo entero; nadie puede oponerse a ti. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que existen bajo el cielo. Tu eres Señor del universo.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que desbordas con la abundancia de tu amor los méritos y los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que perdones lo que pasa en la conciencia y nos concedas aun aquello que la oración no menciona. Por nuestro Señor Jesucristo

LITURGIA DE LA PALABRA

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis 2, 18 - 24.

El Señor Dios se dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude”. Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera. Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase. Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán. Adán dijo: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón”. Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 127.

 

R: Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

 

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R/.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sion, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R/.

Que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! R/.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9 -11

 

Hermanos: Al que Dios Había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos. Convenía que aquel, para quien, y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Lector: Palabra de Dios        

Todos: Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN

R/. Aleluya, aleluya.

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 2 – 16.

En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?”. Él les replicó: “Qué les ha mandado Moisés?”. Contestaron: “Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla”. Jesús les dijo: “Por la dureza de su corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: “Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”. Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí: no se lo impidan, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad les digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

Presidente: Sintiéndonos solidarios con la familia humana, dirijamos al Padre nuestra súplica confiada, diciendo:

 

TODOS: Quédate con nosotros, Señor.

 

1. Por la Iglesia, Esposa de Cristo, para que sea siempre fiel al mensaje del evangelio y del amor liberador del mismo Cristo.

Roguemos al Señor.

 

2. Por los matrimonios que están en crisis y por los hogares divididos, para que, a la luz de la Palabra del Señor, emprendan caminos de renovación y de reconciliación. Roguemos al Señor.

 

3. Por los movimientos eclesiales que trabajan por la unidad de los matrimonios, para que, a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth, puedan fomentar la perseverancia y la fidelidad en el amor mutuo. Roguemos al Señor.

 

4. Por los novios que se preparan para el matrimonio, para que sean conscientes de la responsabilidad que van a asumir y sepan fundar su unión con base en el proyecto original de Dios.

Roguemos al Señor.

 

5. Por las familias aquí reunidas, para que comprendan que el hogar es el ámbito donde los niños, niñas y jóvenes puedan nacer, crecer y vivir con ternura, comprensión y tolerancia.

Roguemos al Señor.

 

Presidente: Oh Dios y Padre nuestro, haz presente con tu fidelidad a las familias para que sean comunidades de paz, y de esta manera ser testimonio de tu amor, por los siglos de los siglos. Amén.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti y, por estos santos misterios que celebramos debido a nuestro ministerio, perfecciona en nosotros como conviene la obra santificadora de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

El Señor es bueno para quienes esperan en Él, para quien lo busca.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que nos alimentemos y saciemos en los sacramentos recibidos, hasta que nos transformemos en lo que hemos tomado. Por Jesucristo, nuestro Señor.